SIEMPRE VA BIEN.
El mundo de los influencers es vasto, variado y, en ocasiones, delirante.
Entre tutoriales de maquillaje, recetas que parecen más bien proyectos de arquitectura o entrenamientos que te aseguran que cualquiera puede lucir tabletas de chocolate en solo dos semanas, hay un rincón muy particular: el de los que enseñan su EDC.
El unboxing de sus mochilas.
Esos objetos imprescindibles que, según ellos, nunca deberíamos abandonar nuestra casa sin llevar encima.
Y no, no estamos hablando del teléfono móvil, sino de una colección de artilugios que harían sonrojar al mismísimo MacGyver.
EDC,que para los neófitos, se refiere a lo que llevas encima en tu día a día para estar "preparado para todo".
En su versión básica, tiene sentido: powerbanks portátiles, linternas, esas cosas prácticas que cualquiera podría considerar útiles.
Hasta aquí, todo correcto. Después de todo,
¿quién no ha necesitado un poco de batería extra cuando el móvil está al 5% y aún quedan horas por delante en la jornada?
O una linterna en un apagón repentino, algo que por lo menos una vez en la vida a todos nos ha ocurrido.
En este punto, cualquiera podría coincidir en que hay ciertos objetos que es conveniente llevar encima, por si acaso.
Sin embargo, donde la cosa empieza a ponerse interesante es cuando entramos en el territorio de los "supervivientes urbanos". Esos influencers que te miran a los ojos a través de la cámara, con un brillo épico en la mirada, como si te estuvieran revelando los secretos de la vida misma.
Con gestos y entonación del mejor vendedor de colchones del pueblo.
Ahí es donde uno ya no puede evitar sonreir, porque lo que sacan de sus mochilas o bolsos va más allá de lo práctico; es como si estuvieran preparados para la próxima película de "Mad Max" y no para ir a comprar el pan.
Estos "EDCeros" avanzados te enseñan con solemnidad cómo llevar dos metros de cuerda paracord.
Para los no familiarizados, la cuerda paracord , o cuerda de paracaídas, es famosa por ser muy resistente, ligera y, en teoría, capaz de ayudarte a sobrevivir en la naturaleza.
Lo curioso aquí es que muchos de ellos viven en ciudades donde el mayor reto al que podrían enfrentarse es que el ascensor se pare.
¿Para qué narices sirve esta cuerda en un contexto urbano?
Tal vez para escalar la estantería del Mercadona y coger la última bolsa de patatas.
O quizás para atar a alguien que se te cuele en la fila del cine, aunque probablemente la realidad sea mucho menos emocionante.
Luego viene el infaltable set de imperdibles.
Porque, claro, uno nunca sabe cuándo se enfrentará a una emergencia textil que solo puede resolverse con un imperdible.
Quizás se te rompa el cordón del zapato, o después de ponerte tibio de tanto sushi, en el japo, el arroz blanco ha hinchado de tal modo tu vientre que solo un imperdible puede cerrar mínimamente tú pantalón.
Pero el verdadero espectáculo comienza con las herramientas multiusos.
Aquí es donde la cosa toma un giro épico.
No estamos hablando de cualquier herramienta.
Estas vienen con alicates, destornilladores, cuchillos... y, claro, el indispensable pelanaranjas.
Porque todos sabemos que pelar una mandarina es una de las tareas más arduas de la vida moderna, y llevar una herramienta especializada para ello en el bolsillo es absolutamente esencial para sobrevivir al caos diario.
Y por supuesto, no podía faltar el pedernal. Porque en la mente de estos maestros del EDC, siempre existe la posibilidad de que, en plena ciudad, te quedes atrapado en un edificio y no tengas otra forma de encender una hoguera para calentarte... en mitad de una gélida noche .
La épica está en los detalles, después de todo.
La frase que lo resume todo es, sin duda:
"Siempre va bien. Nunca está de más".
Es el comodín de cualquier entusiasta del EDC cuando te enseña sus objetos más absurdos.
¿Pastillas para purificar agua? ¡Siempre va bien!
Porque uno nunca sabe cuándo se encontrará en una fuente pública de dudosa procedencia y sentirá la necesidad urgente de convertir el agua en algo potable. Es cierto que las fuentes en las ciudades a veces pueden ser cuestionables, pero la idea de ir siempre preparado con una reserva de estas pastillas en el bolsillo por si acaso roza lo paranoico.
Lo mismo sucede con los cubiertos que algunos de estos expertos cargan en su mochila. No cualquier cubierto, claro, sino un conjunto de acero inoxidable de calidad militar, con cuchillo, tenedor y cuchara incluidos. Nunca están de más?
Porque quién necesita confiar en los cubiertos que te dan en los restaurantes cuando puedes sacar los tuyos propios y demostrar tu independencia de la civilización.
Imagino que en su mente la vida es una constante batalla entre ellos y el mal, y cada pequeño gesto es una victoria en esa guerra invisible.
Y, finalmente, llegamos al clímax de la preparación extrema: el antídoto para veneno de serpiente.
Sí, has leído bien.
Aunque vivan en zonas donde el animal más peligroso que podrían encontrarse es el chihuahua cabreado de la vecina , siempre es mejor prevenir que lamentar, ¿verdad?
Nunca se sabe cuándo una serpiente venenosa se colará en el tren de rodalies o entre las estanterías del súper , así que más vale llevar el antídoto en el bolso.
¿No es acaso esa la verdadera definición de estar siempre preparado?
O esa navaja cuartelera que nunca está de más para defenderte de alimañas agazapadas en la espesura de la jungla urbana.
Todo esto nos lleva a una reflexión inevitable:
¿quiénes creen que son estas personas?
¿Indiana Jones a punto de cruzar la calle o simplemente ciudadanos comunes con un gran amor por el drama?
La ironía es que muchos de estos influencers apenas salen de sus entornos urbanos, donde los mayores peligros son un café frio o una batería que se acaba.
A pesar de todo, no puedo evitar seguir viéndolos.
Hay algo hipnótico en la forma en que sacan cada objeto como si estuvieran revelando el Santo Grial, acompañados siempre de esa frase mágica:
"siempre va bien".
Quizás, en el fondo, todos necesitamos un poco de ese sentido épico en nuestras vidas cotidianas.
Tal vez los días grises, serían más llevaderos si lleváramos con nosotros un poco de paracord, por si nos quedamos atrapados en un ascensor, o unas pastillas potabilizadoras, por si la máquina de café del bar deja de funcionar.
Y quién sabe, quizás algún día yo también me encuentre cargando un pedernal en mi bolso de mano.
Después de todo, siempre va bien tener un plan B, aunque sea tan improbable como que te encuentres en mitad de una selva mientras caminas por el centro comercial.
Al final del día, el EDC no es solo una colección de objetos inútiles, sino una forma de vida, una filosofía basada en la preparación para cualquier apocalipsis zombie, por improbable que sea.
Es un recordatorio constante de que, aunque vivamos en un mundo hiperconectado y tecnológicamente avanzado, algunos todavía sienten la necesidad de estar preparados para lo que venga, aunque eso implique llevar encima media ferretería.
Por cierto, y en medio de todo este rollo me pregunto:
¿Donde he dejado las llaves?
#SiempreVaBien
#EDCurbano
#PreparadoParaNada
#DondeEstánLasLlaves

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