LOS ESCOMBROS NO SE COMEN.


Primero quedó escrito aquello de “ojo por ojo”: la receta milenaria para fabricar guerras.  

Una fórmula que convierte justicia en venganza, y venganza en rutina.  


Después, Mateo intentó arreglarlo con: “pon la otra mejilla”.  

Pero en Gaza hace tiempo que ya no quedan mejillas.  

Solo polvo, sangre y cuerpos que ya no tienen a quién mirar.


Cada uno con su manual.  

Con sus dogmas, sus excusas, sus banderas.  

Pero hay cosas que no admiten contexto.  

No hay ideología que justifique un niño sin piernas.  

No hay narrativa que tape el olor a muerte.


Si te hacen daño y respondes igual, no estás defendiendo nada.  

Estás perpetuando el ciclo.  

Estás repitiendo el patrón.  

Estás traicionando lo que dices ser.


Quien habiendo sido víctima, actúa como verdugo no ha aprendido nada del dolor. 


La decencia no se grita.  

Se demuestra.  

Y si no puedes demostrarla, al menos cállate.


¿Leerá esto algún Netanyahu de turno?  

¿Algún burócrata de la ONU que solo sirve para firmar certificados de defunción mientras Gaza se desangra?  

¿Algún europeo que pacta el 15 % de aranceles con Trump y se cree un estadista de manual?


Ni todos los alemanes eran nazis, ni todos los vascos eran etarras, ni todos en Gaza son de Hamás.


Estoy avergonzado.  

De los que callan.  

De los que justifican.  

De los que miran a otro lado mientras los niños mueren.

Por bombas y por hambre.

Inaudito. 
Y mientras ¿Donde está Europa? 
Hola!  ¿Hay alguien ahí? 

¿Todos los judíos pensarán como Netanyahu? 

No.

Pero, ¿Dónde están?


Seguramente en el mismo lugar que los rusos contra la invasión de Ucrania, o los estadounidenses contra intervencionismos .

Pero demasiado callados.

 No se oyen.

¿Por qué el silencio pesa tanto?


Con Gaddafi, con Saddam, incluso para rescatar bancos en crisis, actuaron rápido.  

Claro.

Allí había dinero. Y petróleo.  

Aquí no hay nada que cotice en Bolsa.


Qué asco. Qué pena.

Qué vergüenza.  

Qué derechos, y para qué humanos.


Los discursos no salvan.  

Las condolencias no reconstruyen.  

Los muertos no se quejan.

Y los escombros no se comen. 


#MuertosNoVotan  

#SilencioEsComplicidad  

#LosEscombrosNoSeComen  

#GazaNoEsUnTitular  

#NiñosBajoFuego  

#VergüenzaGlobal  

#ONUInútil  

#EuropaCómplice  

#DecenciaSecuestrada  

#HumanidadEnRuinas  

#NoEnMiNombre  

#BlogConRabia 

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