SOBREVIVIMOS.

He visto un anuncio antiguo del Seat 850.

Probablemente de los 70.

Cargado hasta los topes , la baca reventando de bultos, incluso animando a ponerlo a más de 140.

Increíble. 

Y no era exageración publicitaria. Era literal. 

Yo lo viví.

Coches pequeños, familias grandes. Cuerdas, pulpos, maletas, bicicletas, bultos, colchones… y hasta la abuela si hacía falta. 


Carreteras estrechas, sin arcenes, con baches. 

Y aun así, tirábamos millas. 

Sin aire acondicionado. 

Y seguramente con los mismos borrachos e ineptos al volante compartiendo via.

O más. 

Y sobrevivimos.


Hoy todo son normas, controles, radares, multas. 

Paradójicamente, con carreteras infinitamente mejores.

Coches que frenan solos, que avisan si bostezas, que te dan calorcito en el culo.


Pero Papá Estado vela por ti.

Te cuida. Te guía.

Te avisa cuando tus limitados sentidos de persona física te hacen vivir al límite y “poner en riesgo a los demás”. 

Y te lleva de nuevo al redil.

¿Poner en riesgo a los demás?

¿En serio?

Obviamente parto de la base de alguien coherente y mínimamente responsable.

Que si corre, no lo hace en contradirección. Que aplica sentido común.


Pero hoy eso no cuenta.

La evolución técnica ha traído consigo un control total, lobotomizando al individuo hasta dejarlo sin capacidad de reacción propia. 

Te tratan de imbécil. 

Sin decisión. Sin libre albedrío.

No es seguridad. Es control. Y afán recaudatorio.


Pretenden que vivamos pidiendo perdón por tener sentido común. 

Y eso no es libertad.


Conducir hoy con GPS es estresante:

Más pendiente de la voz robótica que de la carretera.

Ahora baja a 50. De repente a 80. Luego a 120.

-"Cuidado, posible radar móvil" .

-"Radar fijo en 100 mt".

-"Ojo, un helicóptero sobrevuela su posición".


¿Eso es conducir?

¿En serio?


Nosotros sobrevivimos a lo de antes.

A lo de verdad.

El carnet te otorgaba un supuesto conocimiento técnico y una cierta potestad para decidir por tu cuenta y riesgo.

Y repito, por carreteras tercermundistas y coches antediluvianos.

Hoy con carreteras superiores y vehículos con tecnologia punta, paradojicamente, no tienes ese poder.


Y terminarán —al tiempo— repartiendo a transeúntes y peatones chalecos antibalas si hay un tiroteo por la calle, en lugar de ir a por los delincuentes.

Y no porque fuésemos irresponsables, sino porque sabíamos vivir sin miedo y sin tanta norma absurda.


Y me viene a la cabeza aquel final épico de Braveheart.

Wallace, sometido, con su cuello bajo el hacha del verdugo ante la multitud. La promesa de morir con rapidez y dignidad si pide perdón por ser un inconsciente. El verdugo alza el hacha. Como el poder de Papá Estado. La corrección social. La exigencia de obediencia. Pero desde lo más profundo del alma, desde las entrañas… una fuerza ruge, asciende por la garganta y atraviesa el aire. Mientras, el Poder espera a escuchar las súplicas del reo.

Todos asienten compungidos a lo que intuyen será la derrota del rebelde.

Pero tras un cambio súbito de última hora lo que se escucha, la palabra que rompe el silencio sepulcral, atronadora potente y clara, es.....


¡ L I B E R T A D !


Si. Han conseguido que añore aquel 850, por aquellas carreteras con socavones, sin aire, sin airbags, sin GPS.


Pero con muchas risas, aventuras alegría y.... libertad.


#Sobrevivimos

#Seat850

#AntesEraOtraCosa

#SentidoComún

#LibertadDeAntes

#CriticaSocial

#MenosNormasMásCabeza

#ConducirSinMiedo

#NostalgiaReal

#EstadoPaternalista


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL MALANDRÁN. UN MAVERICK MURCIANO.

ADOLESCENCIA. Una serie para ver y debatir.

MERCADONING.