EL SEGUNDO INVISIBLE.
A veces, no pasa nada.
Pero otras, pasa, y lo hace sin pedir permiso.
Y entonces entiendes que la vida a veces te sacude de golpe.
No avisa.
Te das cuenta que un segundo puede ser el primero, el del medio o el último.
No lo sabes.
Hoy íbamos a comer fuera.
Pero se torció la mañana. O no.
Quizás se enderezó del todo.
Sobre todo para alguien que todavía no lo sabía.
Ya de nuevo en casa, llaman al timbre insistentemente.
De pronto, un grito:
—¡Ayuda, que se ahoga!
Bajamos inmediatamente.
Un vecino, azul.
Atragantado con una cereza.
Impedido, delicado , frágil por un accidente vascular.
Su mujer y la cuidadora no reaccionan
Mi mujer y yo. Actuamos.
Lo salvamos.
Pienso…
Si hubiéramos comido fuera,
quizás ahora estarían preparando un funeral.
¿Coincidencia? ¿Destino? ¿Suerte?
Y no es la primera vez. Han habido varias.
Recuerdo a aquel compañero.
Viernes por la tarde:
“Este finde salgo en moto. Me dice.
- Ves con cuidado. Disfruta.
Le digo”.
El domingo, un accidente en las noticias del telediario, me agria el vino de la comida y me sacude las entrañas.
El quitamiedos cercenó la pierna de un motorista que se salió de la vía y murió desangrado, cerca de Barcelona.
Algo me hizo clic, pero al rato me dije: no.
El lunes, llega tarde a la oficina .
Se retrasa. Llama su hermana.
Era él.
Otro día, paseabamos al perro.
Frente casa cruzamos el paso de peatones.
Un motorista frena, nos hace un gesto amable y nos dejá pasar.
Lo hacemos parsimoniosamente, a ritmo de can.
Abrimos la puerta de entrada y un estruendo enorme nos sorprende.
Bajamos, el señor yace en la esquina de la calle en el suelo. Inmóvil.
Un coche de policía sin sirena lo arrolló .
Quizás si no se hubiera detenido para dejarnos pasar, seguiría vivo.
Todo esto me aprieta el pecho.
Porque no se trata solo de estar en el lugar adecuado, sino de entender que todo depende de hacia donde se decante ese segundo siguiente, quizás inoportuno.
Cada pequeño gesto puede ser la frontera.
Y que, sin saberlo, a veces rozamos el precipicio.
¿Te ha pasado?
¿Ese “algo” que te impidió salir? ¿Ese retraso inesperado? ¿Ese cruce fortuito?
¿Y si fuera ese mismo, el segundo que te cambió la vida sin que nunca lo supieras?
Quizás eso sea todo:
estar para contarlo.
O contarlo para estar.
#ElSegundoInvisible #ReflexiónVital #CasualidadODestino #VivirConSentido #CrónicaDeLoInvisible #HistoriasReales #EstarPresente #EscribirEsRecordar #MilagrosDiarios #PresenciasQueSalvan
Comentarios
Publicar un comentario