LA YENKA.
🟥🟦 Ni Rojo Ni Azul: La Trampa de Pensar en Dos Colores
Antes de que la hoja cayera, justo antes de que la guillotina hiciera su trabajo en la Revolución Francesa, los defensores de la monarquía se sentaban a la derecha del presidente de la Asamblea.
Los que abogaban por su abolición, a la izquierda.
Así empezó todo.
Desde entonces, esos dos lados han servido para ubicar ideologías, posicionamientos, incluso identidades.
Pero lo que comenzó como una convención práctica, terminó convirtiéndose en una cárcel de etiquetas.
Hoy, todo parece polarizado.
O eres azul, o eres rojo.
O estás “con nosotros”, o estás “contra nosotros”.
No hay espacio para los matices.
No hay hueco para pensar por uno mismo.
Y ese es el verdadero problema.
Porque salvo que seas un fanático, un acólito o un obediente mamporrero ideológico, es imposible comulgar al 100% con todas y cada una de las consignas de un solo bando.
La realidad no cabe en dos colores.
Y la verdad tampoco.
Tal vez haya ideas razonables en ambos extremos.
Tal vez haya basura también en ambos extremos.
Y tal vez —solo tal vez— lo más valiente no sea elegir un lado…
Sino atreverse a pensar con criterio propio.
Lo fácil es polarizarse.
Lo difícil es mantener la mirada crítica.
Lo cómodo es obedecer.
Lo incómodo es cuestionar.
Pero, a veces, lo incómodo… suele ser lo más necesario.
🧠 Pensar Juntos. No Igual.
Y sin embargo, hay algo que parece resistir al paso del tiempo:
La capacidad de la derecha para organizarse como bloque.
Bajo los dogmas de “Dios, patria y familia”, suele cerrarse filas con eficacia quirúrgica.
Se agrupan, se protegen, se alternan.
Forman piña.
Y la defienden a pies juntillas.
La izquierda, en cambio, se da el lujo —o la condena— de fragmentarse.
En aras de la libertad de valores, cada idea reclama su pureza, cada grupo su autenticidad, cada causa su prioridad.
Unos defienden al obrero.
Otros al clima.
Otros a las minorías.
Otros al lenguaje.
Y todos creen estar en lo correcto.
Pero muchas veces no creen lo mismo de los demás.
Lo vimos en la Guerra Civil Española:
Mientras los sublevados se alineaban bajo una sola voz, la República se deshacía entre anarquistas, comunistas, socialistas, republicanos y sindicalistas, cada cual mirando en una dirección distinta.
Porque cuando una parte se une como un puño, y la otra se divide en dedos…
La pelea está perdida antes de empezar.
🤝 No es cuestión de moral. Es cuestión de estrategia.
Un puñetazo siempre será más eficaz que una bofetada.
Y a veces, para cambiar el mundo, primero hay que ponerse de acuerdo en cómo cambiarlo.
Eso no significa renunciar a pensar.
Significa pensar mejor.
Pensar juntos.
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