SLUG. Capítulo 1.


Capitulo 1. 

- EL DESCUBRIMIENTO. 

La curiosidad abre cajas que quizás nunca debieron abrirse ....

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Era tarde.

Después de un día complicado, miraba sin ver la tele. Se me cerraban los ojos. 

En el sofá tampoco encontraba la postura, el teléfono hacía rato que estaba cargándose, y hasta Rex, mi perro se había dado cuenta de mi energía negativa y había abandonado mis trancas, para buscar un lugar más cálido de la casa, física y mentalmente, en aquellos momentos.

Desconecté la tele con el mando y me dispuse a ir a la cama.

Antes de eso, me dirigí a la cocina para beber un poco de agua y desearle las buenas noches a Bugs.

Era un conejo enano, blanco como la nieve, otro habitante de aquel universo entre paredes. 

Me acerque a su jaula en el suelo de la esquina de la estancia, comprobé que tenía agua y comida suficientes, y me despedí. 

Abrí la nevera y cogí la botella de agua; tome un vaso.

Cerré el frigorífico. 

En eso que escuché un ruido sordo que parecía provenir del mueble de la despensa.

Manías mías, pensé.

De noche, todos los gatos son pardos, y a oscuras los ruidos comunes parecen voces del averno.

No hice demasiado caso.

Dejé el vaso en el fregadero después de un sorbo, la botella en la nevera. Antes de llegar a la puerta, volví a escuchar aquel sonido extraño. 

Sin duda, provenía del armario de la despensa.


Me acerque y abrí la puerta inferior de la columna. 

Todo parecía estar en orden.

Hice lo mismo con la parte superior. Revisé los enseres y todo era normal.

Me fijé en la caja de galletas en el estante más alto. 

Era de chapa ligera, me la trajo Borja de uno de sus viajes a Asia.

La caja era bonita, con motivos típicos a relieve y mucho colorido, por eso me hizo gracia mantenerla, para darle algún uso o guardar algo en su interior.

Las galletas, hacía mucho que habían desaparecido.

Eran una especie de pastas de té, con diferentes colores, sabores y formas.


Iba a cerrar la puerta cuando de nuevo, escuche algo. 

Un ruido sordo amortiguado entre paredes de metal. 

Definitivamente no eran manías mías. Provenía sin duda de la caja.

Qué raro pensé.

No era especialmente grande, y supuestamente estaba vacía.

¿ Que podía producir ese sonido ? 

Imaginé su peso, pero me sorprendió la sensación al cogerla.

Sentí algo parecido a cuando coges una botella a medio llenar: y notas él líquido moviéndose en su interior, variando su centro de gravedad y sientes el movimiento interno, inestable brusco y agitado que parece dar vida al recipiente.

Eso mismo me ocurrió con la caja! 


Pero esta vez daba la sensación de que lo que contenía era un elemento gelatinoso y untuoso, por el tipo de movimiento que transmitía desde su interior, acompañado de un sonido extraño de baja frecuencia, como un gorgoteo mezcla de líquidos; una especie de sonido de tripas.

Pero no podría ser que la caja tuviera hambre. 

O sí.


Mientras la bajaba de la estantería se me deslizó de las manos, debido a otro de sus espasmos internos.

Cayó al suelo, quedándose invertida.

Me agaché a su lado. 

La cogí, e Intenté separarla. 

Parecía que hacia vacío. 

Tuve que ayudarme de la otra mano, de los dedos y uñas para hacer palanca.

Después de varios intentos, conseguí separar las dos partes de la colorida caja.

En esos instantes la luz de la cocina estaba apagada; me encontraba en el quicio de la puerta, y tan solo la penumbra de la farola de la calle que penetraba en el comedor, tamizada por el movimiento de las hojas del platanero que estaba tras ella, junto mi sombra, dibujaba en la pared formas algo psicodélicas en aquellos momentos , y que no ayudaban en absoluto a la concordia, pues oscilaban, se alargaban, se desplazaban, se agrandaban; adaptándose al ángulo de la luz y a mi presencia. Parecían fantasmas acechándome. 

Era la escasa visibilidad disponible para contemplar aquella insólita escena.

Una de las partes, cayó al suelo y de su interior, salió una masa gelatinosa , de color indefinido y olor desagradable que parecía moverse.

En la tapa de la caja, todavía en mi brazo, quedó adherida la mitad de la sustancia, que como mercurio, pareció cobrar vida, saltó al pavimento, dirigiéndose hacia el otro montículo del suelo, uniéndose a él formando un conjunto uniforme y de mayor tamaño.


Estupefacto, me levante y la lancé al suelo. 

La penumbra del ambiente no me permitia captar más detalles.


Me acerqué lo que pude, y comprobé que en realidad se trataban de cientos de miles de pequeños gusanos viscosos, que cimbreaban nerviosos mientras se unían y moldeaban un ser único.


¿ Y si lo que encontré jamás debió ser descubierto ? 


¿Vas a perderte el segundo capítulo? 


#CajaMisteriosa

#CuriosidadMortal

#NoLaAbras

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